Mover piernas y brazos de manera armoniosa, sin mirar atrás y sin poder permitirse un segundo de relajación, controlando la respiración y tratando de llegar lo más rápidamente al final de la calle luchando contra tus rivales, pero sobre todo contra uno de los principales elementos: el agua.
La natación es, junto al atletismo, el deporte olímpico por excelencia, con un total de 34 pruebas que dependen de la distancia por recorrer, que puede ir desde los 50 metros hasta los 1.500, del estilo de nado, del sexo y del número de nadadores. Al contrario de lo que pueda parecer, la natación jamás formó parte de las antiguas Olimpiadas, aunque su presencia sí ha sido constante desde la primera edición de los Juegos Olímpicos modernos celebrada en Atenas en 1.896.
En la natación hay un total de cuatro estilos. El más conocido es el crol. Es el más básico y, de momento, el que mayor velocidad proporciona al nadador. Los últimos estudios técnicos indican que los tiempos registrados en el estilo mariposa – el segundo de los estilos – , se van acercando cada vez más a la velocidad del crol. La mariposa es el estilo más moderno y el que requiere mayor esfuerzo para aprenderlo dada las altas dotes de esfuerzo y coordinación que exige. El tercer estilo es el de espaldas. Su principal particularidad con respecto al resto de técnicas es la salida; mientras que en resto de estilos los nadadores tienen que tirarse de cabeza, aquí comienzan la prueba dentro del agua. El último de los estilos es la braza: el único que proporciona una efectividad por igual entre miembros superiores (los brazos) e inferiores (las piernas). Es el más antiguo de todos ellos ya que su movimiento es más natural, pero también es el más lento.
La piscina mide 50 metros de largo y 25 metros de ancho. Tiene un total de 10 calles, aunque sólo se compite en 8 de ellas. Las dos de cada extremo se dejan libres para reducir el oleaje y así mejorar las condiciones de los nadadores. En la mayoría de las competiciones los deportistas con los mejores tiempos de clasificación parten de los carriles del medio, y los competidores con los peores tiempos deben nadar en los carriles de los extremos. Así, el nadador más rápido nadará en el carril número cinco, y el segundo mejor en el cuarto.
Los orígenes de la natación son casi tan antiguos como el ser humano. Desde tiempos ancestrales las personas han tenido que aprender a dominar el agua para pescar y sobrevivir. Forma parte de la evolución humana. Además, en el antiguo Egipto se consideraba a la natación como una asignatura de obligatorio cumplimiento, y los fenicios incorporaban a nadadores en sus tripulaciones para salvar a tripulantes y valiosas mercancías en caso de hundimiento de sus barcos. En cuanto a la natación como deporte, fue Reino Unido el primer país en crear en 1.837 la Sociedad Nacional de Natación de Londres. Le siguieron Nueva Zelanda, Australia y Estados Unidos, quienes crearon sus propias asociaciones. El deporte acaparó tanta relevancia que en 1.896 formó parte de los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna. Al principio se competía en aguas abiertas, y hasta 1.908 no se trasladó la competición a una piscina.
Dentro de este milenario deporte hay que mencionar, además de las 34 pruebas relacionadas exclusivamente con la natación, otro grupo de disciplinas, todas ellas relacionadas con el agua: los saltos de trampolín y de plataforma, la natación sincronizada, el waterpolo y la maratón en aguas abiertas.
Desde el programa de becas Podium apostamos al cien por cien por el talento deportivo de nuestro país, y por eso apoyamos a África Zamorano, Agueda Cons, César Castro, Jimena Pérez y Marcos Gil para que sean los próximos deportistas en abanderar el éxito de la natación española en los Juegos Olímpicos.